El ruido es un contaminante invisible que, a partir de esta característica, es normal que no se considere como una gran preocupación, ya que además de que no es posible verlo, tampoco es remanente. A pesar de esto, es un tipo de contaminación que se encuentra presente en todas las grandes ciudades del mundo, se ha demostrado que afecta la salud de las personas de manera gradual, tanto en la pérdida de audición como otras enfermedades, por ejemplo, cardiacas, y además genera un deterioro de la calidad ambiental, por ende, a la calidad de la vida de la población expuesta.

En ciudades con alta aglomeración, como lo es Santiago, si bien las principales fuentes de ruido son el tránsito vehicular, también encontramos otras fuentes predominantes. De esta manera, podríamos encontrar como fuentes de ruido la industria, construcción, locales comerciales, hospitales, clínicas, entre otros, dependiendo del sector y uso de suelo.

En el caso de hospitales y clínicas, las principales fuentes que generan ruido corresponden a los equipos de extracción de aire forzado, climatización, unidades manejadoras de aire y generadores eléctricos. Como todos estos equipos requieren ventilación es común encontrarlos en azoteas o pisos abiertos, siendo esto un problema, ya que la propagación de ruido hacia los receptores es directa.

El problema puede ser claro, sin embargo, encontrar la solución no siempre lo es, ya que son muchas las fuentes de ruido involucradas, e incluso la misma calle cuenta con altos niveles de ruido de fondo generado por el propio tránsito vehicular.

En base a mi experiencia como consultor acústico, creo que lo primero que se debe hacer es asegurar que el ruido que se está generando en los receptores es realmente el propio de la actividad de la clínica u hospital. En caso de que así sea, lo que se debe conocer y estudiar corresponde a cuanto es el nivel de ruido, tanto en la emisión como la inmisión, y luego de esto podemos determinar cómo controlarlo. Una herramienta fundamental son las estaciones de monitoreo de ruido, por ejemplo, el sensor TA120 de CESVA, ya que permite tener datos segundo a segundo durante periodos prolongados, por ejemplo un año, para poder definir planes de acción, revisar efectividad de soluciones de control de ruido, estudiar si el ruido que se genera en una zona es efectivamente el que se percibe en un receptor y de esta manera descartar y/o asegurar cuales son las fuentes que generan incumplimiento normativo.

En Chile ya se han visto casos de éxito con estas herramientas, donde se ha podido verificar que existe un cambio del nivel de ruido dependiendo de la estación del año y que a su vez las medidas de control propuestas, tales como silenciadores, encierros y barreras acústicas son efectivas.

Jorge Torres Zamanillo
Director ejecutivo
Decibel Chile ingeniería acústica SPA.