UBICACIÓN: Bernardo O’ Higgins N° 207, Chañaral Alto, IV Región.
ARQUITECTO: Jaime Sáez – SWARQ (socio).
ARQUITECTOS COLABORADORES: Francisca Prenafeta, María Paz Aedo, Rosa Roldán, Francisco Osorio.
ARTISTA: Juan Céspedes.
MANDANTE: Municipalidad de Monte Patria.
AÑO DISEÑO: 2013. SUPERFICIE: 1.877,2 m2.
ITE: Arq. Fabiola Segovia, Secpla I.M. Monte Patria.
AÑO CONSTRUCCIÓN: 2016-2017.
CONSTRUCTORA: Río Limarí.
ITO: Ing Const. Jorge Zambra, Sub Dep.RRFF, S.S. Coquimbo
Este proyecto incluye el desarrollo de diversas operaciones que merecen la pena destacarse, las que se desarrollan en un marco de realización de tareas que implican cariño por el trabajo, las ideas y el compromiso de un equipo multidisciplinario que siempre está persiguiendo una mejora continua y un diseño humanizado, único e irrepetible.
Programa:
Accesible en dos niveles (sin ascensor). Es importante destacar que el terreno por su tamaño y relieve obliga a desarrollar el proyecto en dos niveles, ordenados con la incorporación de dos accesos de público (uno en cada nivel).
Desde el inicio de la consultoría se nos manifestó la negativa a incluir ascensores en el proyecto, debido principalmente a los gastos operacionales que conllevan ascensores en la localidad de Chañaral Alto, por lo tanto, propusimos un ordenamiento del programa en el cual ambos niveles se comunican por una rampa, lo suficientemente cómoda, como para permitir accesibilidad de personas con movilidad reducida. Lo interesante fue desagregar el programa -de tal manera- que la mayor parte de los procesos de los pacientes no obligaran a un recorrido por ambos pisos. Por ejemplo, el público ingresa por el acceso bajo para realizar su terapia en rehabilitación o retira sus insumos de farmacia y leche, para luego retirarse a su domicilio sin consultar más que ese nivel del establecimiento. Del mismo modo, cuando viene a una consulta electiva o de urgencias, utilizará el acceso alto. Y en el caso de pacientes que deban pasar por la farmacia, luego de la consulta, solo deberán bajar la rampa y no subirla.
Viviendas para funcionarios. El programa médico arquitectónico de este Cesfam incluyó un par de departamentos habitacionales de dos dormitorios cada uno, con el objetivo de entregar a los funcionarios -a modo de beneficio- la posibilidad de quedarse a vivir en estas dependencias y así mejorar las condiciones en las cuales trabajan; favoreciendo que se establezcan en la ciudad y se relacionen mejor con el establecimiento y la comunidad.
Empatía local a través de símbolos e imágenes. El camino más reconfortante en el proceso de humanización del ser humano, con relación al ambiente en el que éste se desarrolla, es aquel que evidenciamos en torno al arte y todas sus disciplinas. En este sentido, nuestra tarea fue descubrir y empatizar con los usuarios, proyectando espacios que los vinculen y empoderen con SUS obras, con SUS edificios y con SUS vecinos.
Hemos entregado a la comunidad de Chañaral Alto, a través de la construcción del CESFAM, una serie de imágenes que simbolizan aspectos cotidianos de su geografía y comunidad. Es así como podemos ver reproducciones de la iglesia de la ciudad al interior de la sala de espera de urgencias, la reinterpretación de “grecas” diaguitas por todo el interior del consultorio, e incluso, en algunos pasillos, podemos ver algunos animalitos visitantes de la fauna local.
Arquitectura coherente con el entorno. Si bien el edificio no es de barro o adobes, pues en Chile aún las normas NO lo permiten (nos hubiese encantado haberlo construido en barro y madera), hemos desarrollado unas cuantas estrategias en el diseño que permiten que el edificio encuentre un lugar en su localidad, más parecido a un vecino que a un extranjero.
Hemos recurrido a los polines de madera, ya que en ellos podemos ver una relación directa con el paisaje local, plagado de viñas “pisqueras”, donde la estructura principal que se utiliza para guiar las parras es el polín. Este elemento lo hemos utilizado para proteger el edificio del sol en su fachada poniente y para sombreaderos dentro del propio proyecto.
También hemos proyectado techos ligeros y ventilados para evitar el sobrecalentamiento; ventanas geométricamente estudiadas para aprovechar o rechazar el sol según la época del año y hemos incorporado un sistema pasivo de ventilación natural, que permite el flujo de aire al interior, sin la necesidad de abrir ventanas. Además de un completo aislamiento térmico exterior. En resumen, hemos logrado una envolvente que permite la eliminación de sistemas de calefacción o enfriamiento mecánicos en gran parte del CESFAM (todos aquellos recintos donde la norma no exige ventilación mecánica y temperatura controlada). Si bien sabemos que habrá algunos días con horarios fuera de confort (muy pocos), el edifico se considera “nominalmente” pasivo, en lo que a requerimiento energético para climatización se refiere, aprovechando las favorables condiciones climáticas para lograr estos ambientes. A su vez, se incorporó un sistema de agua caliente sanitaria, mediante colectores solares térmicos.
Para iluminación natural, incorporamos lucarnas solares arquitectónicas en hall y pasillos de público y lucarnas prefabricadas en pasillos de servicios, que son “mediterráneos”. En general, las lucarnas permiten mantener el edificio -en gran parte de su agenda diaria- sin la necesidad de activar la iluminación artificial.
A modo de comentario final, se desarrolló un proyecto de aguas grises completamente atingente, en una zona de permanentes sequías, con la idea de recuperar aguas para riego. Este proyecto fue presentado a la empresa sanitaria local y fue rechazado, argumentando que “por normativa vigente no se permite la utilización de estos afluentes”. Bueno, es la “prehistoria normativa” en la que subsistimos y de la cual debemos emerger.
Más información en nuestro Anuario 2017


