Contexto
El sector construcción en Chile presenta grandes desafíos en torno a mejorar la productividad y sustentabilidad en la edificación de proyectos de salud. Muchos proyectos hospitalarios en Chile superan los 100.000 m² construidos; debido a su envergadura, poseen una serie de consideraciones que hacen que tanto su proceso de diseño como de construcción, tenga una alta complejidad, no solo por su función, sino también por los procesos que considera su concepción, ejecución y operación.
Desde el punto de vista del diseño, las relaciones entre recintos, así como una serie de requerimientos técnicos tales como asepsia, seguridad, entre otras especialidades, exigen un gran conocimiento y experiencia. A estas exigencias, además, se suman otros aspectos críticos como los plazos para el desarrollo del diseño -cada vez más reducidos- entre otros aspectos contractuales que, a juicio de los expertos, complejizan aún más los procesos de diseño, generando asimetrías que afectan la competitividad del sector.
Las grandes superficies construidas generan una serie de impactos en el entorno inmediato, tanto en las etapas de construcción como de operación de los mismos. Desde la perspectiva de la construcción, los impactos en el proceso productivo consideran movimientos de tierra, maquinaria pesada, cierre de calles, faenas de hormigonado, tránsito de camiones, generación de emisiones de ruido, polución y residuos, impactos propios de las faenas ejecutadas en el sitio de la obra .
Las consecuencias que traen los grandes proyectos en el entorno inmediato, requieren estudios de impacto ambiental (EIA) que, incorporan complejos procesos de tramitación, debido a los largos periodos de revisión que podrían durar años. Como referencia, se estima que algunos proyectos hospitalarios podrían demoran cerca de siete años en su construcción.


En la operación, los proyectos de gran tamaño consideran complejidades, por ejemplo, el impacto vial, la congestión urbana propia de las ciudades del país, los desplazamientos internos, la mantención de su infraestructura física, climatización, mantenimiento de equipamiento, reposición de insumos médicos, traslados de personal y pacientes, entre otros.
Dada todas estas complejidades, cabe preguntarse ¿por qué construir proyectos de tal magnitud? En comparación, la infraestructura privada para la salud, considera proyectos de menor superficie, distribuidos y emplazados estratégicamente.
Vulnerabilidad y evolución de la población
Por otra parte, hay desafíos asociados a las características propias del país, como lo es la vulnerabilidad de Chile por encontrarse ubicado en el cinturón de fuego del Pacífico.
Chile cumple con siete de nueve características que definen a un país como vulnerable: por sus bajas zonas costeras, zonas áridas, su cobertura forestal, exposición a la sequía y desertificación. La alta contaminación atmosférica urbana, entre otras, de acuerdo a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) .
En cuanto a la evolución de la población del país, esta se encuentra en proceso de envejecimiento. En un informe donde se analiza la infraestructura crítica de Chile para el periodo comprendido entre 2016 y 2025 (CChC 2016), se destaca algunos indicadores y variables de salud de Chile. El primer indicador hace referencia a la baja mortalidad infantil y a la alta esperanza de vida al nacer, 79 años; en comparación al promedio de Latinoamérica. Esta alta expectativa de vida tiene como consecuencia el aumento de la tasa de envejecimiento de la población, por tanto, una mayor demanda de servicios sanitarios.
Este mismo estudio destaca, desde el punto de vista económico, aspectos de inequidad en el acceso a salud. En Chile este gasto alcanza un 4,6% del consumo familiar, siendo el mayor de los países de la OCDE.
Los datos indican que la población que posee seguro de salud público, Fonasa, en 2013 alcanzaba el 78,3 %, situación que repercute en una mayor demanda de infraestructura pública. Mientras la demanda por los servicios de salud se incrementa, debido al envejecimiento de la población, su infraestructura se deteriora, tomando en cuenta que casi el 60% de los hospitales existentes se encuentra en regulares y malas condiciones.
Los tiempos de gestión de nuevos proyectos y su construcción consideran extensos periodos, debido a distintas causas en los procesos, ya sea por tramitación de permisos, problemas en licitaciones, capacidad técnica y/o de gestión; al mismo tiempo, las administraciones cambian y las personas siguen en espera para ser atendidas.
Una de las definiciones más básicas de productividad es “la relación entre lo producido y los medios empleados, tales como mano de obra, materiales, energía, etc.”. A esto, es pertinente agregar otros aspectos que son más difíciles de definir; sin embargo, todos se relacionan directamente con la optimización de “la relación entre lo producido y los medios empleados”. El utilizar en forma eficiente los recursos, es la base de la sustentabilidad.
En general, se demuestra una baja productividad en el sector construcción y, en consecuencia, en proyectos hospitalarios. Destaca la ejecución del presupuesto para la construcción de hospitales con recursos sectoriales, en el periodo del 2015, donde las bajas se relacionan -principalmente- a un alto número de licitaciones por proyecto (tres en promedio), esto asociado a importantes alzas en los precios de construcción, ofertas hasta 120% mayores al presupuesto oficial, donde se registra un alto incremento en “gastos generales” y utilidades, corrección de diseños mal desarrollados en etapa anterior (CChC 2016).
La construcción industrializada se basa en sistemas constructivos que buscan aumentar la productividad, la seguridad laboral y reducir el impacto ambiental de la obra, a través de condiciones controladas, el uso de tecnologías y la reducción del trabajo directo en el sitio; siguiendo diseños estandarizados, constituidos por componentes y subconjuntos dimensionalmente coordinados.
Desde la perspectiva del diseño -la construcción industrializada, prefabricada, modular- significa trabajar pensando en la optimización de los recursos y en la ejecución. La estandarización de medidas y componentes, no significa que todos los edificios tengan una misma expresión arquitectónica. Por ejemplo, utilizar una cantidad limitada de tipos y tamaños de ventanas, no es sinónimo de monotonía, ya que la combinación de las mismas es la que crea la singularidad del proyecto. Este tipo de decisiones beneficia a toda la cadena de valor, comenzando por la fabricación, la provisión y la instalación. Ya que el contar con una gran cantidad de tipos de ventanas, dificulta la logística en la obra, pero también se requiere mayor precisión en la estructura. La clave está en incorporar la industrialización a partir de etapas tempranas en los proyectos y la integración de los proveedores en el proceso de diseño para cotejar la factibilidad técnica de las soluciones.
Otro ejemplo de los beneficios que se pueden obtener con la estandarización de medidas es la disminución de residuos, aspecto fundamental desde el punto de vista de la sustentabilidad. Por otra parte, mejora la productividad de la oficina de arquitectura, el diseñar con elementos estandarizados y prefabricados, permite costear las soluciones en forma más certera e incorporar metodologías de diseño integrado BIM (Building Information Modeling).
Si bien, en principio puede ser una tarea más larga al momento de definir los criterios de estandarización, finalmente, se obtienen importantes beneficios en su implementación.
La estandarización tanto de medidas como de tipos de componentes, permite generar economías de escala, lo cual facilita los procesos de industrialización, como es el caso del uso de baños prefabricados. Estas soluciones se viabilizan tanto técnica, como económicamente.
Sin embargo, es necesario aclarar que diseñar con elementos industrializados obliga a definir con mayor precisión los proyectos en su etapa de diseño, en su detalle y especificación, por lo que es fundamental que los plazos para esta etapa sean los adecuados, muy contrariamente con lo que sucede en Chile. Si realmente se quiere mejorar la productividad del sector construcción, es indispensable revisar el tema de los plazos de diseño en los proyectos, comparando lo que sucede en otras economías con mayor desarrollo y más alta productividad.

En general, la construcción industrializada presenta importantes beneficios en cuanto a mayor certeza en los costos, en reducción de plazos, además de minimizar los impactos en el sitio de la obra, haciendo de esta una construcción más limpia .
Reducción de plazos. La ejecución de obras a partir de elementos prefabricados puede disminuir los plazos de construcción en al menos un 30 % en la experiencia nacional y hasta en un 50% de acuerdo a la experiencia internacional. No obstante, es importante considerar que la mayor optimización de plazos ocurre cuando todo el proceso, desde su
2 inicio a su fin está bien coordinado; en ocasiones, ejecutado por una sola entidad responsable, dado que la fragmentación de etapas en una obra puede estar dada por la falta de coordinación entre los agentes y, en consecuencia, incurrir en un aumento de plazos. Por tanto, es de vital importancia que en casos que no sea una sola entidad responsable exista una alta integración y coordinación temprana entre los actores participantes.
Mayor certeza en costos. En la medida que se disminuyen los plazos de construcción y montaje, también se disminuyen los costos; principalmente en lo que se refiere a “gastos generales” de la etapa de construcción. La construcción con elementos industrializados, considera en un principio, un mayor tiempo en la etapa de diseño, en comparación a una obra tradicional, pero a la vez mayor calidad y precisión de la construcción. No obstante, supone un mayor nivel de exactitud en detalles y especificaciones técnicas, por lo tanto, facilita una mejor planificación. Un proyecto bien definido desde su etapa de diseño, se traduce en costos más controlados, mayor certeza en plazos y mejor calidad en los resultados finales.
Desafíos y oportunidades. Bajo el alero del programa CONSTRUYE 2025, impulsado por CORFO, en el marco de su “Plan de Industrialización y Construcción Limpia”, surge el Consejo de Construcción Industrializada (CCI), que busca “promover el desarrollo de soluciones industrializadas, prefabricadas y modulares que mejoren la calidad, productividad, y sustentabilidad en la edificación, incorporando mejores prácticas, tecnología e innovación en toda su cadena de valor”. Este consejo está integrado por alrededor de 35 empresas e instituciones vinculadas a la construcción.
Actualmente, se está trabajando en el levantamiento de casos de construcción industrializada, sin duda, hay muchos aprendizajes en relación a cómo mejorar en cuanto proveer soluciones de calidad. En el sector público, área salud, se encuentran los proyectos de los “hospitales modulares” que surgieron en respuesta al daño que sufrió la infraestructura hospitalaria tras el terremoto 27F (2010). Se estima que las devastadoras consecuencias del desastre del 27F generaron pérdidas cercanas al 18% del PIB de 2010, con un costo de reconstrucción de la infraestructura hospitalaria de alrededor de MMUS$2.700, cerca del 58% de los costos de reconstrucción del país (CCHC 2010). En este contexto, la construcción industrializada surge como una alternativa de desarrollo en un país resiliente, generando oportunidades en el diseño y construcción de proyectos hospitalarios.
Otro aspecto importante a destacar, es cómo la construcción industrializada puede contribuir a una estrategia nacional de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) para un Chile resiliente, frente a desastres de origen natural. “La resiliencia de un país, podría sintetizarse en aquella que abraza transversalmente una cultura, que expuesta a una amenaza de origen natural, es capaz de anticiparse, resistir, adaptarse y recuperarse de sus efectos de manera oportuna” (CREDEN 2016).
Dentro de los desafíos que plantea la estrategia (CREDEN 2016), se mencionan contribuir al desarrollo, prototipado e implementación de las diferentes tecnologías necesarias para alcanzar un estado de mayor resiliencia; posicionar al país como un foco mundial para el I+D+i en resiliencia frente a desastres de origen natural; innovar y generar una nueva industria basada en este elemento diferenciador del país; posicionar y ganar reconocimiento global para nuestra investigación en riesgo y resiliencia.
Entre las tareas, destaca la “próxima generación de tecnologías, materiales sustentables, componentes y sistemas. E impulsar, desde el I+D+i, el desarrollo de una industria nacional de alto valor agregado en nuevas tecnologías, materiales y servicios asociados para generar un entorno construido, económico y social, más resiliente”. Así como también abordar “portafolios de políticas, abordar retos nacionales a través de concursos públicos y promover una imagen global de la industria chilena en desastres de origen natural”.
Respecto a la investigación, desarrollo e innovación que promueve esta estrategia, cabe destacar la próxima puesta en marcha de los centros tecnológicos como infraestructura habilitante para el I+D+i, iniciativa de la hoja de ruta de Construye2025, impulsada por CORFO. Así como, los Centros de Extensionismo Tecnológicos, que buscan apoyar y entregar a las Pymes de la construcción, una oferta de servicios tecnológicos especializados, asistencia técnica para absorción de tecnología, así como fortalecer sus capacidades de innovar.
Como país, existen grandes desafíos, pero también oportunidades para el desarrollo de la construcción industrializada, con el fin de generar mayor optimización de los recursos, una construcción más limpia, sustentable y de mejor calidad.

Casos
Caso 1: Hospital Modular San Antonio de Putaendo.
Edificio transitorio, Hospital Modular San Antonio de Putaendo, fue proyectado con un alto estándar de calidad, con un sistema constructivo, solución modular mediante procedimientos industrializados desmontables, que permite armar y reutilizar la infraestructura modular. La estructura se posiciona sobre un piso técnico de acero galvanizado, la cubierta está compuesta por una estereométrica de acero, los muros verticales se estructuran en base a una trama de acero que permite flexibilidad en la disposición interior de los espacios. El diseño, construcción y permisos municipales se ejecutaron en un periodo de seis meses, comenzó aproximadamente en diciembre de 2010 a partir de un proyecto de referencia del MINSAL y se terminó en junio del 2011.
Socia fundadora: Alejandra Tapia.
Más información en nuestro Anuario 2017
Caso 2: CESFAM Hospital Padre Hurtado.
El edificio permanente del CESFAM del Hospital Padre Hurtado considera en su estructura de acero, losas colaborantes y en su cerramiento, paneles de acero pre-pintado que incorporan en su interior poliestireno expandido o lana de roca, según sean las exigencias de resistencia al fuego requeridas. Este sistema posee una alta eficiencia energética debido al material aislante en el interior de los paneles. Según la información entregada por la empresa Construtec, en cuanto a su experiencia, los costos podrían llegar a reducirse cerca de un 30% y la disminución de plazos sería cercana al 40%. La incidencia del plazo, no es menor considerando que afecta directamente los costos de los gastos generales del proyecto.