INGLADA – ARÉVALO
ARQUITECTOS ASOCIADOS (IAAA)

IAAA fue fundada en abril de 2000, con la colaboración de varios profesionales con más de 30 años de experiencia en el sector arquitectónico sanitario.
Los socios fundadores, Luis Fernández Inglada y Juan José Arévalo Camacho, tienen un notorio prestigio en la elaboración de hospitales públicos y privados, planificación, diseño y construcción, ofreciendo también estrategia y apoyo a la gestión. Ambos han impartido conferencias en diversos cursos de especialización y máster de arquitectura hospitalaria como la que desarrollaron en el Royal Institute of British Architects, en abril de 2004.
La organización está orientada a colaborar con las administraciones sanitarias de los gobiernos en proyectos complejos hospitalarios y con la reorganización; además de ayudar a empresas privadas a mejorar su presencia en el sector.

El Hospital Universitario Lucus Augusti (HULA) se inauguró después de un largo proceso de planificación y construcción que duró algo más de 10 años; involucrando a gran número de personas, entre los que se encontraban los máximos responsables de la planificación y gestión sanitaria del SERGAS, en la Comunidad de Galicia, durante tres legislaturas, así como los diferentes equipos directivos del complejo Xeral-Calde, junto con todos los profesionales del HXL y el equipo técnico de ingenieros y arquitectos, responsables directos del diseño del proyecto y de la dirección de las obras de construcción.

Fue a finales de los 90 cuando comenzó el proceso de análisis de las infraestructuras hospitalarias existentes en la ciudad de Lugo y su provincia. El complejo asistencial Xeral-Calde, compuesto por dos hospitales públicos construidos en diversas épocas y en ubicaciones diferentes, disponía hasta esa fecha de los recursos necesarios para garantizar la asistencia a la población de la provincia de Lugo, aunque ambos edificios necesitaban reformas y ampliaciones importantes para adecuar su infraestructura a las necesidades actuales y futuras de la población.

Las limitaciones de espacio en el complejo del HXL hizo que -inicialmente- se valorará la posibilidad de reutilizar y ampliar el Hospital de Calde, concebido originalmente como antiguo centro antituberculoso. La realización de un estudio previo de redistribución de los espacios existentes en el complejo de Calde, hizo desestimar dicha opción como alternativa viable.

El HXL construido a finales de los ‘70 había sufrido varias ampliaciones, ambos hospitales formaban el complejo Hospitalario Xeral-Calde (HXL), utilizando la suma de los recursos de ambos edificios.

El HXL se encontraba situado en una zona urbana densamente saturada y sin posibilidad de crecimiento; fue a partir de este análisis previo cuando comenzó a tomar forma la necesidad de construir un nuevo hospital de referencia para la totalidad de la población de Lugo y su provincia.

El primer escollo como suele ser habitual en estos casos, consistió en el estudio de las posibles ubicaciones de los terrenos de titularidad pública en la ciudad de Lugo, con la superficie suficiente para la construcción del nuevo hospital; el Ayuntamiento de Lugo inició la gestión de la localización de los terrenos a finales de 1999.

Después de estudiar varias alternativas, finalmente se eligió como mejor ubicación los antiguos terrenos utilizados por el ejército en San Cibrao, a las afueras del núcleo urbano de la ciudad de Lugo, en dirección a Fonsagrada. A partir de este momento comenzó la definición conceptual del hospital de Lugo, realizada en coordinación con los servicios técnicos del SERGAS.

Sin ninguna duda fue un inicio tremendamente interesante y productivo, era necesario recuperar el tiempo perdido en nuestro país en todo lo referente al diseño de los edificios hospitalarios, no se trataba de hacer un hospital más, sino se aspiraba a hacer un hospital diferente a los construidos en las últimas décadas. De acuerdo a este “espirit nouveau”, se estudiaron detenidamente los modelos construidos en los países escandinavos, holandeses, daneses, alemanes, canadienses y se introdujeron en el diseño del Hospital Universitario de Lugo (HULA).

Todos los avances incorporados en la arquitectura de los ejemplos estudiados, fundamentalmente, en todo lo referente al confort, la humanización de la arquitectura, la seguridad, la sostenibilidad, la calidad arquitectónica, la incorporación del paisajismo en los espacios interiores y exteriores, la tecnología constructiva, la flexibilidad de sus espacios, etc.; se pretendía suplir las carencias y deficiencias características de nuestros hospitales e incorporar en el diseño del nuevo hospital de Lugo (NHL) todos los estándares europeos y norteamericanos conocidos y probados, pues toda esa información era un buen ejemplo de “arquitectura basada en la evidencia”.

En definitiva, el proceso de diseño del NHL perseguía cambiar radicalmente la forma tradicional de hacer las cosas, esta voluntad expresada por los técnicos del SERGAS fue aceptada con pasión y entusiasmo por el equipo de arquitectos redactores del proyecto y constituyó el “leit motiv” que prevaleció -permanentemente- durante las fases de diseño y construcción del HULA, hasta su finalización y posterior apertura en 2010.

“Únicamente los insensatos piensan qué haciendo siempre lo mismo, van a obtener resultados diferentes” (Albert Einstein). Esta afirmación, realizada por el científico más importante del siglo pasado, al referirse a procesos de trabajo y situaciones parecidas en el campo científico de la investigación y experimentación, nos permitió al equipo redactor del proyecto afirmarnos en el compromiso de arriesgar, explorar y proponer soluciones nuevas y, por lo tanto, diferentes a la forma tradicional de diseñar los hospitales realizados
en España.

La construcción del HULA supuso un cambio muy importante con respecto a los hospitales construidos en las décadas anteriores; sin embargo, el proceso administrativo de contratación de los diferentes estudios, proyectos y posterior adjudicación de la construcción del edificio, siguió por el modelo tradicional utilizado en todo el territorio español. La finalización del HULA ha coincidido, en el tiempo, con la adopción por parte del SERGAS de un nuevo modelo de gestión del proceso constructivo de la infraestructura y explotación de los servicios hospitalarios, conocido como PPP (Private Public Partnership), consistente en la contratación de una concesión administrativa durante un periodo de 20 a 25 años.

Este modelo ha sido adoptado de forma generalizada en prácticamente todas las autonomías del Estado Español. La adopción de este cambio de modelo no solamente por la Conselleria de Sanidade de Galicia, hace que de alguna manera la entrada en funcionamiento del HULA represente el final de una época en la que los hospitales se planificaban y construían siguiendo el modelo tradicional, siempre sujeto a contrataciones y adjudicaciones administrativas independientes; comenzando con el análisis de la oferta y demanda de servicios de salud, siguiendo con el dimensionamiento de la actividad y de los recursos físicos y humanos, finalizando con la elaboración del plan funcional de espacios necesarios de acuerdo a la cartera de servicios prevista para el nuevo hospital.

La finalización de los estudios de planificación asistencial y funcional, permitía pasar a la etapa siguiente del proceso de trabajo y convocar la licitación de la contratación de la redacción del proyecto básico y de ejecución del edificio, una vez finalizada esta etapa se podía iniciar la licitación del contrato de construcción de las obras.

Solamente después de cuatro años de trabajo intenso comenzaba a materializarse la realidad física del edificio, siendo necesario a su vez en una etapa posterior, realizar la contratación y adjudicación del plan de equipamiento médico y montaje del mismo en la fase final de las obras, requiriendo además la contratación de los servicios no asistenciales; el HULA además necesitaba realizar el traslado del HXL a las nuevas instalaciones 6 meses antes de la puesta en funcionamiento del hospital.

Tras casi 10 años después de adoptar la decisión inicial sobre la construcción del nuevo hospital, los primeros usuarios pudieron utilizar las instalaciones del Hospital Lucus Augusti.

La complejidad administrativa de este largo y tortuoso proceso, sujeto siempre a la incorporación de nuevas necesidades asistenciales y tecnologías, de tratamiento y diagnóstico, como resultado de la continua evolución de las ciencias médicas y la investigación, cambiaban todas las previsiones iniciales, modificando el proceso constructivo inicialmente previsto, para evitar la posible obsolescencia de la propia infraestructura durante el tiempo transcurrido desde la fase inicial de diseño hasta la finalización de las obras de construcción; generando mayor complejidad administrativa hasta regularizar y autorizar todas esas modificaciones, alterando sin remedio las previsiones iniciales del coste económico de las obras y alargando varios años el plazo de terminación de las mismas, demorando la entrada en servicio del hospital.

El nuevo modelo de concesión unifica prácticamente todos los procesos anteriores en una única contratación administrativa, transfiriendo el riesgo de la gestión de esas decisiones a la sociedad concesionaria; mientras que el control de las decisiones estratégicas sobre política sanitaria y la planifi¬cación de las infraestructuras continúa perteneciendo a los correspondientes departamentos de las Consejerías de Sanidad de las Comunidades Autónomas.

El modelo de concesión reduce de forma considerable el tiempo de planificación y construcción de 10 años a no más de 4; si además de todo lo anterior, tenemos en cuenta la limitaciones presupuestarias destinadas a la construcción de infraestructuras, es evidente que el modelo “administrativo tradicional” utilizado en la creación del HULA no resulta eficiente ni tampoco puede ya responder satisfactoriamente a las necesidades actuales, por lo que necesariamente tuvo que ser sustituido de forma generalizada por el modelo actual de concesión administrativa.

Confiamos en que la utilización del modelo PPP haga posible diseñar y construir infraestructuras de calidad, como el HULA, y no prevalezcan los intereses económicos muchas veces cortoplacistas de los integrantes de las empresas concesionarias, que tienden a priorizar el beneficio económico sobre la calidad constructiva y arquitectónica de las obras públicas Siempre recordaremos con emoción y cariño la construcción del HULA, fue un gran laboratorio de ideas, donde trabajando conjuntamente con el magnífico equipo técnico asignado por las empresas constructoras y sus colaboradores, encontramos las mejores y más novedosas e imaginativas soluciones a todos los problemas de obra, deseamos expresar nuestro reconocimiento y gratitud a todos los que estuvieron allí, con nosotros, y contribuyeron con su esfuerzo e ilusión a hacer posible el HULA.

Metodología de diseño

El diseño del HULA nos permitió continuar por el camino que habíamos recorrido durante la última década del siglo pasado, realizando los hospitales de Alcorcón en Madrid y el Hospital Universitario Río Hortega, en Valladolid.

En estos dos casos, ya habíamos optado por el modelo horizontal para el diseño de los hospitales, en lugar del modelo vertical conocido como “monobloc”, utilizado en la mayoría de los hospitales en las décadas anteriores, tal como era el caso del HXL construido en los ‘70.

Sin duda, uno de los aspectos más relevantes en el diseño de estos edificios estaba relacionado con resolver, adecuada y formalmente, la complejidad intrínseca de sus programas médico-funcionales. Los hospitales grandes, también conocidos como “ciudades sanitarias”, podían diseñarse adoptando las mismas estrategias y “herramientas” utilizadas por los urbanistas en la planificación de las ciudades; aunque en menor escala, los problemas organizativos y de ordenación del espacio o de accesibilidad, así como los flujos de movimientos de todos sus usuarios, son equivalentes a los que afectan diariamente la vida urbana en nuestras ciudades.

Por otro lado, la tipología hospitalaria está formada por la coexistencia e interrelación de otras tipologías arquitectónicas en un mismo edificio. Al igual que en nuestras ciudades, donde existen zonas residenciales, áreas verdes, zonas industriales, equipamientos, calles, avenidas, plazas, etc., estos elementos también forman parte de la arquitectura de “la ciudad hospital,” por lo tanto, todos estos “componentes urbanos” podían ser adaptados e incorporados a la arquitectura del HULA y, en algunos casos, constituían referencias históricas -a nuestro juicio trascendentales- como es la utilización de dos ejes principales que se cruzan en un punto ordenando la ciudad. El “cardo” y el “decumano”, utilizados por los urbanistas romanos en el S. III d. C. en la ciudad Lucus Augusti (Lugo) y su muralla, demostrando de nuevo su utilidad en el tiempo para ordenar el HULA, 20 siglos después.

La experiencia adquirida en el diseño y construcción de hospitales durante los últimos años, nos ha permitido comprobar la relevancia de todas las decisiones adoptadas desde el inicio del diseño y, al mismo tiempo, obtener una información valiosa sobre cómo estas decisiones se han comportado a lo largo del tiempo y han permitido que la función asistencial -siempre en continua evolución- se haya podido adaptar a las sucesivas “mutaciones tecnológicas” que se producen y se producirán en espacios de tiempo cada vez más reducidos.

En algunas de las reuniones, “meetings”, sobre arquitectura hospitalaria, en algún lugar del mundo que no consigo recordar, surgió la idea -entre un reducido grupo de colegas que compartíamos las mismas inquietudes sobre cómo diseñar mejor los hospitales- de enumerar los diez (decálogo) elementos esenciales que habría que tener siempre en consideración al acometer el diseño de un hospital, de forma que durante su ciclo de vida (75-100 años), es decir a largo plazo, el edificio soportara bien el paso del tiempo, a pesar de los cambios y las incertidumbres que conlleva el futuro.

La relación de los componentes fue tomando forma y ajustándose a ese decálogo de la arquitectura hospitalaria que nos parecía interesante, para definir una metodología de trabajo que, por supuesto, tenía mucho que ver con la experiencia que habíamos adquirido; no solamente diseñando hospitales nuevos, sino al haber realizado muchas reformas en hospitales diseñados y construidos a partir de los años ‘70 del siglo pasado y donde habíamos comprobado que la visión a “corto plazo” de los responsables de esas decisiones, obliga a las generaciones siguientes a volver a acometer infraestructuras muy costosas por falta de previsión, lo cual nos parece totalmente insostenible.

Finalmente, el decálogo se configuró pensando soluciones arquitectónicas que resolviesen satisfactoriamente los problemas que planteaban la mayoría de las infraestructuras en aquellos años.
• El lugar
• La zonificación de las áreas
• Las circulaciones
• La posibilidad y capacidad de crecimiento futuro
• La variabilidad, la flexibilidad, las posibilidades de cambio de uso
• La humanización
• La seguridad
• La sostenibilidad, eficiencia energética
• La tecnología
• La calidad arquitectónica

Los diez componentes del decálogo se encuentran siempre muy presentes durante los procesos de diseño y construcción, constituyen la esencia y el ADN de su arquitectura; su ausencia -sin ninguna duda- limitará la funcionalidad futura de la infraestructura durante el ciclo de vida útil del edificio (75-100 años).

Algunas de estas cualidades pueden resultar obvias y, por lo tanto, fácilmente detectables; sin embargo, otras representan ideas y conceptos no medibles ni identificables físicamente, pero detectables a posteriori al utilizar la arquitectura.

Más información Anuario 2017